miércoles, junio 20, 2012

Siempre, jamás y nunca, es tiempo, sólo eso.

Hacia tanto que no me pasaba esto. Son las 415 en la madrugada, no estoy en mi tierra y todo me recuerda a ti. Hacia tanto que no me despertaban mis letras y no sentía esta imperiosa necesidad de plasmarte en letras, entre pixeles, en lo que sea. pero hablar de ti hasta cansarme o hasta que ya no me quede nada más de ti en los dedos, que son los que escribes, aunque lo dicte el corazón o los recuerdos, o no sé en qué parte de mí, de mi cuerpo o en qué parte del éter te escondes y es que todo lo ocupas, aunque mañana o al rato siga mi vida diaria como siempre. como todos los días. Sí. Pensándote a ratos.
Los meses sin ti no son muchos. Pero son demasiados. Te veo en todas partes, incluso en donde jamás estuviste. Ni estarás. 
Nunca, jamás, para siempre. 
Contigo son palabras que a ratos tienen el mismo significado. Te llevan inherente en ellas, al igual que todo y nada.
Mi demonio. Este que me despierta a las horas de la madrugada y me hace soñarlo despierta. Día o noche, da igual. Te da igual. 
Cuando pienso en ti e intento respirar al mismo tiempo, me cuestas trabajo. Es el aire o eres tú. Hasta en eso eres celoso. Y prefiero respirar después de pensarte, para así llenarme más de ti cuando te pienso.
Tantos años y sigues haciendo estragos en mis sueños y también con mi insomnio. 
Conociéndote, sé que me tienes guardada aunque repites mi nombre en silencio para tus adentros no eres capaz de nombrarme, ni solo ni despierto ni soñando ni borracho ni de ninguna manera. 
Tiempo al tiempo. Sí. ¿Y para qué? ese concepto que tanto te gusta es sólo eso. Un concepto incalculable e incontrolable. Lo comprobamos. El tiempo es un concepto que se nos fue de las manos. Pero nos desgasta. 
Después de tantas madrugadas pensándote, (ajá, porque una cosa es que te escriba, ahorita, que ya no me aguante las ganas y otra es que sigas quedándote con ellas) he llegado a la conclusión que si existe el cielo o el infierno eres tú. Eres mi cielo y eres mi infierno. Comienzo a creer que esos conceptos, ajá, porque siguen siendo conceptos, son hechos a tu medida, y tú eres a mi medida. Eres lo que podría ser mi cielo. Logras hacer que el tiempo deje de ser tiempo, de haber existido y también tienes el don de prolongarlo. De la manera más dulce, más suave y sublime, pero también de la manera más punzante y dolorosa. Como ahorita. Es por ti que tuve miedo voltear al cielo y ver las estrellas sabiéndome que me faltabas y es contigo que he visto la noche más estrellada de mi vida y me ha dejado de importar todo, porque estábamos juntos.
Contigo vi el volcán más lúcido, he vivido los amaneceres más breves de toda mi vida y estos días que me parecen eternos.
Eres tú quien mide mí tiempo y quien mejor lo desgasta.
Te amo para siempre-jamás-nunca hasta que el tiempo deje de ser y el espacio deje de existir.

ESCÚCHESE: Crema de estrellas, Soda Stereo... aunque sin él no sea lo mismo.