miércoles, junio 13, 2007

¿Dónde?

Letras mudas al que no me lee.
No te dedico letras, te dedico sueños y horas de silencio enteras.
Matando ilusiones, opacando recuerdos.
Recortando mi lengua y mis dedos para no llamarte.
Rogando a los santos no encontrarte mientras quiebro mis fémures para no caminarte.
El león domado regresa a la celda por instinto, por comodidad, por costumbre.
Instinto no es aquello que nos arrastra, si no lo mas conveniente en el momento.
Te soñé, soñé tu voz y el peso de tu cuerpo en mi espalda.
Sigo caminando entre muertos mientras las alondras me cantan.
Estás sin estar. Estás ausente. Pero estás.
No te esperaré. No. No lo haré.
El que ama debe ser capaz también de resistir la penitencia.
Mis pies están en el infierno y cuando te recuerdo mi cabeza en el vientre del cielo.
Te vas sin irte, vas y regresas, como agua de mar.
¿Recuerdas la constelación que hice con los lunares de tu espalda?
Ahora estoy pagando por jugar a ser Dios.
¡Misericordia!
Mi última voluntad... un certero tiro de gracia de tus manos que siguen siendo mías, porque las mías, las propias, sólo me llevan a ti.
Salomé ya sólo vive en mi cabeza.
Salomé es ese demonio que en el insomnio me besa.
Salomé es el primer resplandor del nuevo sol.
Salomé es esta letra y aquel silencio.
Salomé es el padre de mis sueños, el dios de mi infierno.
Salomé es el nombre que me grita la noxe.
Salomé, contigo hasta el dolor y mi locura.
Salomé, sin ti que cualquier cosa suceda.
Salomé, después de ti... “Nada más queda”

Salomé, Salomé, Salomé, Salomé, Salomé...

Te he de nombrar y escribir hasta que me canse, hasta que me harte, hasta que te desaparezca.
Me hace daño saberte, me hace daño perderte.
Salomé es mi limbo, mi cielo, mi infierno y purgatorio...
¿A dónde iré si no es a ti?
¿Dónde hay refugio en este cuerpo, en estas letras, en esta ciudad, bajo este cielo y sobre ese mar?
¿Dónde guaro estos dedos que no te dejan de buscar?
¿Dónde escondo las palabras que me recuerdan a ti?
¿Las canciones, los lugares, mi carro, mi boca, ojos, vagina y labios?
¿Dónde escondo estas asquerosas ganas de ti?
¿Dónde?
Vamos, tú dime, no seas cobarde ¡Responde!
En ti están mis respuestas, en ti quedaron mis preguntas.
Debo aprender a perdonar a mis demonios porque soy uno de ellos.
El olvido. Desapego. 2 lunas y tus venas.
Quiero acariciar tus venas y deslizarme en ellas...
No, no, no ¡Vamos! ¡Despierta!
No me leerás, no lo sabrás. No repetiré estas palabras en voz alta para que mueran.
Tú sabes cuanto amo al lenguaje. ¿Recuerdas que te regale parte de mi lenguaje?
Mis palabras son tuyas, por más silencios que haga.
Mi voluntad se repone, pero te reclama.
Te amo con todas mis letras y su fuerza.
Al que le regalé mis letras, mi alma, mi instinto, mi libertad y dependencia. Que dominó mi voluntad y fue la más poderosa de mis fortalezas.
Debo desgastarte. Aquí, allá y en todas partes.
En el cielo y en la arena. En el aire y en mi almohada, acostumbrarme a tu ausencia y no a tu presencia.
Olvidarme del humo de cigarro y acostumbrarme a no desear tus brazos.

Regrésame tu lunar de tu nalga derexa. Es mío, ¿lo recuerdas?
Serás mío hasta que me canse, hasta que ya no quiera. Hasta que te desgaste. Hasta que me muera.
ESCUXESE: Yer blues, Dirty Mac

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio