martes, octubre 04, 2005

A ti que te sigo dando algunos de mis últimos pedazos de inocencia…

Contigo, a momentos, me doy cuenta que no soy capaz de cometer homicidio. Y caigo en cuenta que sigo gastando mi tinta en tu cuerpo y labios para leerte yo misma. Te recuerdo y digo…

Hay una forma de hacerme completamente feliz, amor mío…
¡Muérete!
Te quiero completo, a pedazos y entero. Vivo, muerto y atarantado. Cuando eres un cínico y cuando estás llorando. Te quiero. Quizá es algo que no entiendes, quizá me estoy desgastando. Mi ego se atreve a pensar que quizá no te habían dado tanto. Te quiero a tiempo y no sé esperar, me desespero, tú lo sabes… te vivo presente y por momento, como plan de alcohólicos anónimos, aunque curiosamente no bebo. Sólo por hoy. Siempre es hoy… pero no siempre eres tú. Es desgastante y agobiante esperar el momento cuando eres mío. Entonces, quisiera matarte para enterrarte en mi jardín, y regarte y abonarte, ¿Para qué? No sé. Supongo no darás fruto alguno, aun así, en ese momento te quiero muerto y a pedazos, pero completo. Nada me vale decir…
Déjame que te mate para ver si te extraño…

Sé que te extrañaría, ¡Qué extraño! ¿Qué extraño? No sé qué tanto puedo extrañar de lo que me has dado… o, ¿quitado?
Supongo, mañana despertaré y pensaré en ti y esperaré el momento de colgarme de tus brazos. Pero mientras, nada pienso, me despido, me duermo y descanso.
ESCUXESE: No rain, Blind Melon.

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