jueves, marzo 02, 2006

Caprixo de los dioses!

Hay cerca del Damm
cuatro putas que bailan un vals
detrás del cristal,
y se puede sentir
el sudor fuerte desde Berlín.
Tú allí, en soledad,
una lluvia muy fina golpea tu cara,
resbala en tu piel y a la vez
se ilumina un cartel ofreciéndote
libertad y sordidez,
todo a un precio que un hombre moderno
ha de ser capaz de pagar
una vez que la noche echa a andar.
¿No lo ves? Tu carne es más pálida.
¿No lo ves? Tu alma es más gris.
Si no pierdes al fin la razón
sabrás que no hay más que una solución:
¡Cas...tra...ción!
Todas las cosas que hice ma
lse vuelven hoy a conjurar contra mí.
¿Cómo habré llegado a esto ...
No lo sé,
... tan lúcido y siniestro?
Pero sé que no lo sé.
Y un hombre de traje me invita a pasar.
¡Gang-bang!
Y ves desde tu hotel
aguas quietas igual que papel de plata,
y el viento arrastra el olor
de la pérfida enana marrón.
Mira que tú fuiste el rey,
con tu cetro en la mano
y los ojos clavados en gente
que sabes que no, no llegarás a conocer
ni aunque vivas mil años
y el cielo se postre a tus pies,
pero su mirada no se despega de tu pantalón.
Y echas a andar por la ciudad
y atraviesas un nuevo canal.
uyes del rojo y azul del neón,
vas en busca de algo que huela distinto al amor.
Y si viviera una vez más,
¿Me volvería a equivocar, otra vez?
Sí, no te quepa duda, no,
hasta la locura...
y hasta el dolor...
Y un hombre de traje me invita a pasar.
¡Gang-bang!
ESCUXESE: ¡Gang Bang!, en voz de Enrique Bunbury y Naxo vega.

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