sábado, septiembre 22, 2007

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Te puedo hablar de muerte, sabes. De la Soledad y el Silencio, y esta vez por conceptos propios y no leídos. Dura y dolorosamente aprendidos.
Aprendí que jamás se está tan solo como cuando se está con los que no se está y que jamás se está tan en Silencio como cuando estoy solo conmigo.
Que la Muerte llega cuando pierdes la Fe y la Fe nace al perder la Razón, la Razón se pierde al quebrantarse tu Lógica. Y a la Lógica la quebranta muy bien la Angustia. Angustia producto de la Incertidumbre, de la Impotencia, del Miedo. El Miedo y ese sentirnos tan poco certeros e impotentes ante aquello que no conocemos y que conocemos tan bien que sabemos que jamás conoceremos hasta estar de aquel lado. De su lado, de la Muerte.

Y el Dolor? El Dolor no es más que un estado mental, involuntario e individual. Incompartible. Que te pasea por los limites de lo conocido hasta ese momento, de tu curiosidad, de tu placer y morbo y la resistencia a la Morfina.

El Tiempo? Qué Tiempo? Desaparece. El Espacio? Sólo estás. No importa dónde. Caes en el abismo de las noches sin días y los días sin noches.
Te ves en un espejo y te desconoces. Pero recuerdas, no, no, mejor olvidas. Mejor sueñas despierto con regresar al vientre de tu madre. Allí, donde todo es seguro, tibio y la luz no cala a tus ojos que casi están ciegos.
Por más morfina y compañía, acéptalo! Estás tu sola con tus creencias y negativas, pero es hora de certezas.
Y la certeza es aquella que te saque del borde del risco, la que evita que caigas cuando sabes que ya no hay más nada.
Jamás dije algo tan exclamativamente, tan de corazón. Y jamás me hablé con tanta firmeza.
QUIERO VIVIR!
Sentir esa sensación gélida de no poder ni querer seguir, el no tener fuerzas, porqué ya no las hay ni hay de dónde sacarlas. Justo después de mis palabras, me sentí más viva que nunca, más viva que cualquiera.
Pude palpar la fragilidad de la vida justamente ahora, cuando jugaba a que el mundo era mío. Pero ahora sé que lo es.

En pleno verano cuando hace más sol y más calor, viví el día más nublado y frío de mi vida. El más callado y solitario, pero el más solidario, el más vivo; el más deprimente y desesperante.
Así fue el verano que vi pasar sólo por la ventana y que recordaré hasta el ultimo de mis días porque es el que me llevará a ese día. El verano que aun no cicatriza. El verano que aun duele. Un verano de Amigos y Familia. De esperanzas. El verano que no quiero que regrese, pero jamás se ira aunque mañana, mañana ya sea Otoño.

ESCUXESE: Cuando el mar te tenga, El ultimo de la fila

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Pobrecita mia.. de la manera que tu eres, que siempre estas alegre y siempre esperas algo bueno del futuro, es muy injusto lo que te ha tocado vivir. Es una suerte maravillosa que sigas, y estoy seguro que no desaprovecharas esta nueva oportunidad para llegar muy lejos ;).

muchos besos desde Zaragoza.

domingo, septiembre 23, 2007 12:41:00 a. m.  

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